martes, 31 de mayo de 2011

Park Güel

El Parque Güell (Park Güell en su denominación original) es un gran jardín con elementos arquitectónicos situado en la parte superior de la ciudad de Barcelona (España), en la vertiente que mira al mar de la montaña del Carmelo, no muy lejos del Tibidabo. Pertenece al barrio de La Salud, en el distrito de Gracia. Ideado como urbanización, fue diseñado por el arquitecto Antoni Gaudí, máximo exponente del modernismo catalán, por encargo del empresario Eusebi Güell. Construido entre 1900 y 1914, fue inaugurado como parque público en 1922. En 1984 la Unesco incluyó al Parque Güell dentro del Lugar Patrimonio de la Humanidad «Obras de Antoni Gaudí».
El Parque Güell es un reflejo de la plenitud artística de Gaudí: pertenece a su etapa naturalista (primera década del siglo XX), periodo en que el arquitecto perfecciona su estilo personal, inspirándose en las formas orgánicas de la naturaleza, poniendo en práctica toda una serie de nuevas soluciones estructurales originadas en sus profundos análisis de la geometría reglada. A ello añade el artista catalán una gran libertad creativa y una imaginativa creación ornamental: partiendo de cierto barroquismo sus obras adquieren gran riqueza estructural, de formas y volúmenes desprovistos de rigidez racionalista o de cualquier premisa clásica.[1] En el Parque Güell desplegó Gaudí todo su genio arquitectónico, y puso en práctica muchas de sus innovadoras soluciones estructurales que serán emblemáticas de su estilo organicista y que culminarán en la Sagrada Familia.
El parque fue concebido por Güell y Gaudí como un conjunto estructurado donde, dentro de un incomparable marco de belleza natural, se situarían unas viviendas de alto standing, con todos los adelantos tecnológicos de la época para procurar el máximo confort, con unos acabados de gran calidad artística. Asimismo, idearon un conjunto impregnado de un fuerte simbolismo, ya que procuraron sintetizar en los elementos comunes del parque muchos de los ideales tanto políticos como religiosos que compartían mecenas y arquitecto: así, serán perceptibles en el conjunto conceptos procedentes del catalanismo político –sobre todo en la escalinata de acceso, donde se representan los Países catalanes–, y de la religión católica –en el Monumento al Calvario, ideado en principio como capilla–. También es importante el elemento mitológico: según parece, Güell y Gaudí se inspiraron en el Templo de Apolo de Delfos para su concepción del parque.[2]
Por otro lado, numerosos expertos han querido ver en el parque una serie de referencias de variado signo, debido a la compleja iconografía aplicada por Gaudí al conjunto del proyecto urbanístico, referencias que van desde la reivindicación política hasta la exaltación religiosa, pasando por la mitología, la historia o la filosofía. En concreto, muchos estudiosos pretenden ver referencias a la masonería, hecho poco probable debido a las profundas creencias religiosas tanto de Gaudí como del conde Güell, y en todo caso no probado por ningún indicio objetivo en toda la historiografía del arquitecto modernista. La multiplicidad de símbolos desarrollada en el Parque Güell es, como se ha dicho, de signo político y religioso, en todo caso con cierto carácter mistérico debido al gusto de la época por los enigmas y acertijos.[3]

DESCRIPCIÓN

El parque tiene una extensión de 17,18 hectáreas (0,1718 kilómetros cuadrados). Se trata de un terreno devónico, formado por estratos de pizarra y caliza.[13] En el diseño se pone claramente de manifiesto la mano de un arquitecto, y el estilo peculiar de Gaudí resulta evidente en cualquier elemento, por pequeño que sea. Existen formas onduladas, parecidas a los ríos de lava, y paseos cubiertos con columnas que tienen formas de árboles, estalactitas y formas geométricas. Muchas de las superficies están cubiertas con pedazos de cerámica o de vidrio a modo de mosaicos de colores, que recibe el nombre de trencadís. Por su localización al margen de la urbe y a una altitud elevada, este parque es un remanso de paz que contrasta con el ruido y frenesí de la capital catalana.
Gaudí se empeñó en lograr una perfecta integración de sus obras en la naturaleza. Prueba de ello son las columnas constituidas de piedras de tamaños y formas muy variables, que sugieren troncos de árboles, estalactitas y cuevas naturales. Los ángulos rectos no aparecen en ningún lugar: las columnas están inclinadas como palmeras. Cuando Gaudí se hizo cargo del proyecto la zona estaba deforestada –como indicaba su nombre de Montaña Pelada–, por lo que mandó plantar nueva vegetación, escogiendo especies mediterráneas autóctonas, las que mejor se adaptaban al terreno: pino, algarrobo, encina, eucalipto, palmera, ciprés, higuera, almendro, ciruelo, mimosa, magnolia, pita, lentisco, hiedra, maquia, coscoja, retama, jara, romero, tomillo, lavanda, salvia, etc.[14]
Gaudí lo concibió con un sentido religioso a la vez que orgánico y urbanístico, ya que aprovechó el desnivel de 60 metros que tiene la montaña (cuya altura oscila de 150 a 210 metros) para proyectar un camino de elevación espiritual, situando en su cima una capilla, que finalmente no se construyó, en el lugar que actualmente ocupa el monumento al Calvario (o Colina de las Tres Cruces).
Un proyecto paralelo al del Parque Güell y excelente muestra de jardín diseñado por Gaudí son los Jardines de Can Artigas, en La Pobla de Lillet (1905-1907), encargo del industrial textil Joan Artigas i Alart. Intervinieron en esta obra operarios que habían trabajado en el Parque Güell, realizando un proyecto parecido al del famoso parque barcelonés, por lo que las similitudes estilísticas y estructurales son evidentes entre ambas obras. Como en el Parque Güell, Gaudí diseñó unos jardines plenamente integrados en la naturaleza, con un conjunto de construcciones de líneas orgánicas que se integran perfectamente con el entorno natural.[15]

        IMAGENES 

             


 


Fuente: Wikipedia, pagina oficial del Parque Güel y imagenes google

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